Javier Zarraonandia, nuestro Director de Desarrollo Corporativo, escribía para El Economista
En un contexto geopolítico en el que con el retorno de Trump al poder parece que los aranceles vuelven a tomar gran protagonismo, la realidad es que en el mundo del M&A y las operaciones corporativas está mas en boga que nunca el conocido dicho de que “no se puede poner vallas al campo”.
Para cada vez más sectores y más compañías, el mercado y la partida ya no es local sino que es global. En consecuencia, desde ALBIA IMAP estamos contemplando que el número de operaciones internacionales en M&A se está disparando en los últimos ejercicios. Como muestra de ello, el dato de que el 50% de las operaciones que hemos cerrado en 2023 han sido cross-border y nada más y nada menos que el 60% en este pasado año 2024.
Ello es consecuencia de que, por un lado, nuestras empresas cada vez tienen más claras las ventajas de crecer inorgánicamente para entrar y tener presencia en nuevos mercados. Y por otro lado, percibimos que los inversores internacionales ven con mucho interés y atractivo a las empresas españolas puesto que tenemos empresas muy competitivas y todavía con un tamaño pequeño en comparación con empresas internacionales. Todo esto, nos lleva a dos reflexiones.
Por un lado, a la hora de abordar procesos de crecimiento e internacionalización (más aún en el actual contexto de imposición de importantes aranceles a nivel internacional), el crecimiento inorgánico nos puede ayudar a encontrar ese posicionamiento que necesitamos con mucha rapidez y eficiencia.
Y por otro lado, y de cara a poder hacer frente a inversores extranjeros que quieran entrar en nuestro mercado, necesitamos crecer y adquirir el tamaño más eficiente posible en nuestra compañía, para lo cual una vez mas, las fusiones y adquisiciones son una vía excepcionalmente eficaz para ganar con rapidez tamaño, cuota de mercado y músculo frente a terceros.
Todo ello y en definitiva, porque el mundo en general y nuestros competidores en particular, se mueven con rapidez y en estos casos, la peor decisión es no tomar ninguna decisión.